Voy en este vuelo transoceánico
oyendo tus versos melancólicos,
dejando que el sonido de tu voz
te traiga,
así, del modo más enérgico.
Me regalaste tus somníferos,
me diste tu oráculo sintético,
extraño método de ahogar la sed,
aquí, lejos de tu lágrima.
Y uno no recuerda
hasta que punto
nació para eso,
ni todo el amor
al que puede tener acceso.
Nada parece pasar página
a este anhelo,
todo menos lánguido.
¿Cual es la lógica de que
se abra para mí
tu boca tan magnífica?
Dame calma y dame vértigo,
ven a llenar
mis pocas horas lúcidas,
extraño método
de ahogar la sed, aquí,
lejos de tu lágrima.